domingo, 11 de marzo de 2012

Momentos

"La vida es un millón de momentos, los tienes, de prisa se van..."- Victor Manuelle
En efecto, no es mas que eso: La suma de los pequeños instantes, buenos o malos, infinitos momentos. 


Nuestros padres al vernos crecer, con temor nos abordan siempre diciendo: "Todo tiene su momento", en un vano intento por alargar la infancia y retrasar lo inminente... Pero es cierto, y lo es sencillamente porque todo lo que ellos dicen es mil o dos mil veces mas veraz de lo que tu y yo podamos pensar.
 En ocasiones la oruga se desespera por ser mariposa y toma la decisión de formar el capullo, sin estar lista, sin saber volar, sin pensar en ello. Quizás la posibilidad de volar sea mas atractiva que eso de arrastrarse de hoja en hoja; pero la mayoría de las mariposas mueren en 24 horas y ¿Merece la pena? 


Toma un respiro porque no eres mariposa. Y sigue leyendo...


Era un día como cualquier otro, un día que había empezado como empiezan todos, excepto porque tenía implícita la afirmación de que se volvería intenso. Para sacar un cuerpo del reposo, para alterar un movimiento uniforme, debe hacer acto de presencia una fuerza externa y éso todos lo sabemos desde que vimos física en 9no grado. Había algo más que esperaba por aquella muchacha afuera... Con el reloj en contra Sofia salió de casa, sin mirar atrás, no había aparente motivo de preocupación mas que el hecho de que llegaría tarde por 3era vez a la misma clase. Lo cierto es que ése día, conocería al presunto amor de su vida, abandonaría inconscientemente todo lo que hasta ahora había logrado y tenía planeado conquistar. 


Volviendo sobre la última oración del párrafo anterior quiero hacer énfasis en la palabra "presunto" que precede a algo mucho mas grande llamado amor. Presunto porque ésa mañana cuando salió de casa, no sabía siquiera quién era él, y menos aún podía tener idea de lo importante que se volvería. Por su parte el amor es algo de lo que prefiero no hablar, carezco propiedad para hacerlo y me temo que no existen palabras para describirlo.
Entonces...
Sofia encontró ahí, justo en el mismo lugar al que acudía cada día de su vida, al mismo chico que veía cada mañana solo que con un semitono menos de indiferencia; tomó el expresso de aquel extraño en lugar del frapuccino que había pedido antes de seguir su camino hacia el instituto. Fue quizás el error mas dulce que pudo cometer, irónico tratándose de un amargo café. No había tomado sorbo cuando alguien la alcanzó para informarle con un tono trágico que había ingerido por equivocación su bebida, la cual estaba desprovista de la cantidad suficiente de cafeína para sacarlo de aquel trance en el que se veía inmerso. -Me disculpo por haberte seguido hasta acá-se apresuró a decir Antonio-la cafetería está increíblemente abarrotada de gente y de verdad necesito ese brebaje que llevas en tus manos para presentar la prueba de historia del arte que me mantuvo en vela toda la noche, supongo que como parte interesada debo ofrecerte algo a cambio pero no tengo mas que mi edición de bolsillo de los cuentos de Edgar Allan Poe y la intención de invitarte el café que elijas a las 10:35 am, discúlpame por no presentarme pero ya habrá oportunidad para eso, no tengo mucho tiempo así que aquí nos vemos en 2 horas y... Mi café por favor.
Sofia creyó que nunca se callaría, estaba realmente atónita por lo inesperado de todo aquello y es que ella tambien iba tarde a su clase de botánica así que sin emitir palabra hizo entrega del café y continúo apresuradamente hacia el aula 186, dejándo atrás aquel sujeto que a primera vista era un completo demente. 
cuando por fin hubo tomado asiento, encontró extraordinario lo que apenas había sido curioso y corriente en todo aquello que sucedió unos instántes atrás, recalcando para sí misma 3 aspectos importantes: una persecusión matutina por un café, un par de palabras técnicas en lo que parecia ser una disculpa y una edición de bolsillo de Edgar Allan Poe. 
Eran las 10 y 37 minutos de la mañana cuando tomó la decisión mas insignificante de su vida, volver sobre el camino que ya había recorrido y probar suerte con un educado, adicto al café y fanático de la literatura clásica infantil, estudiante de artes, una promesa que no vió venir. Mientras ella improvisaba aquella decisión, para Antonio estaba perfectamente acordado tácitamente, pues ahí estaba de pie, con un frapuccino en mano; dispuesto a hacer de un momento, mil instántes perfectos luego de presentarse formalmente como Antonio Gherardini.






                                         Vivieron felices por siempre.


¿Me lo creerían?


Las palabras tienen la majestuosidad de hacer de un encantador de serpientes un encanto. 


Pero éste no es el caso.


Antonio y Sofia se comprometieron felizmente, y por razones ajenas a su voluntad (de hecho nadie nunca supo el por qué)... ella no llegó.
Ciertamente ella lo amaba, lo amaba al punto de haber renunciado a su rutina, cotidianidad y lo que hasta ese momento era por aquel idiota que cada mañana despertaba con una nueva forma de mirarla. Pero ni siquiera este planeta ha estado aquí "siempre" y aquel amor, cierto y perfecto, no sería la excepción, nadie esperó que durara por siempre...
Mas importante que le hecho de que lo amara, era que él lo sabía, y no le cupo duda de eso, ni siquiera cuando el día de su boda, Sofia desapareciera para siempre. 


Entonces llegó el momento de olvidar, éso decían todos sus conocidos, y Antonio esperó, no una explicación, tampoco que ella volviera, esperó que el momento de olvidar lo alcanzara. Pero no, jamás fue posible porque contracorriente estaba todos los instantes perfectos que juntos vivieron, la certeza de eso y más, el recuerdo de una historia que no tuvo final...




Un felices para siempre es posible cuando se puede enamorar a otra persona cada momento lo suficiente para que dure la eternidad, sin dudas, ni razón alguna para olvidar.

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