lunes, 26 de diciembre de 2011

Víctima ó Victimario

María, un nombre común, sin mucho que acotar, sin mucho que aportar, sólo María.... Sus apellidos producto de historias pasadas, de amores furtivos, de vidas ajenas, nada tenía que ver aquello que entre sus padres hubiese sucedido con quién era ella. Aquella mujer alta, de una estructura ósea marcada, con un cuerpo común, nada envidiable, sólo una mujer a quién la vida no le permitía una figura sensual o excesivamente llamativa, encerrada bajo una maraña de cabello negro azabache, que bajo la luz del Sol relucía color chocolate, sin una forma definida, aún cuando sí existía tiempo en su vida para peinarse, aún así de su parte no había un mínimo de interés, para ella bastaba con que despidiera aquel olor característico a flores silvestres que  describe la etiqueta del shampoo que usaba hacía mas de 10 años y que tanta sutileza le otorgaba a su cotidianidad... Según recordaba María contaba ya con 26 años y 4 o 5 veces más la cantidad de problemas. A través de dos enormes avellanas color castaño enmarcadas en la cantidad suficiente de pestañas para saber que ahí había un par de ojos, por medio de ellos se contaba una historia, cuyo relato podías escuchar si ponías un poco de atención al sonrojo que se producía en sus pómulos, al esbozo de sonrisa en la comisura de sus labios, al desdén y la tontería que se permitía sentir en presencia de Pablo, hasta que recordaba cuán patético era todo aquello, hasta que volvía a caer en cuenta de que en la vida de un futuro diplomático y posible embajador, no cabía una muchacha con sueños desdibujados por sombras que proyectaban un espectro de grandeza realmente inalcanzable, en ése momento en el que se rompía el fino hilo que separaba lo fantasioso de lo real, se perdía también la imagen apenas visible dentro de aquellas profundas pupilas. Entonces él se veía inmerso en un vacío infinito, que no llego nunca a comprender porque una lágrima contradecía en su mejilla la sonrisa que hacía un momento la hizo querer.

Porque era realmente incontable la complejidad en la vida de aquella muchacha, aquella muchacha que apenas conocía, que había estudiado de lejos semana tras semana hasta concluir que con un cigarrillo y un café obtendría al menos un saludo, que mas tarde se convirtió en un hasta pronto lleno de esperanzas, era la cantidad suficiente de misterio, color, hermosura, simplismo e inteligencia. Había una vida que él quería descubrir, habían mil enigmas que estaba dispuesto a resolver... Hasta que María comprendió que no sería capaz de volver, permitirse amar era un privilegio destinado a Dioses, que el mismo sentimiento que le condujo a una vida limitada no podía dominarle hasta hacer de ella el victimario, amaba a Pablo mas que a su propia vida y no estaba dispuesta a comprometerlo a morir, a perecer esperando un fin inminente, María había entregado su virginidad, pureza y primer amor al que firmaría su sentencia de muerte, a un chico que podía ser consciente o no de que portaba el Virus de Inmunodeficiencia Humana y que, en cualquiera de las dos circunstancias, portaba también la fecha de caducidad de una niña que apenas comenzaba a ser mujer. No le quedó mas remedio que secar una lágrima en su propia mejilla, darse media vuelta y huir andando de aquel lugar en donde le esperaba el 3er café, el 5to cigarrillo y el 2do hombre al que había visto distinto, al que había salvado de un futuro poco fortuito, al que había llamado "su amor".             


MaríaAngelMilano


Aceptar y ceder es siempre la parte mas difícil de vivir, pensar primero en uno mismo es un acto reflejo mientras que permitirse regalar es tanto mas, aún cuando lo que se otorguen sean silencios, ausencias, preguntas.

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